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Hidratación en adultos

El agua es un nutriente más, sin valor calórico, pero contiene minerales y electrólitos esenciales para la vida, por eso es esencial beber una cantidad de líquidos adequada.

A mayor edad hay un aumento de nuestras necesidades hídricas para mantener una buena salud, esto se debe principalmente a tres motivos:

  1. Entre los 39 y los 70 años hay una perdida progresiva de agua en el organismo.
  2. Aumento de la necesidad de agua para un correcto funcionamiento de los órganos, especialmente el riñón. Es decir, el riñón en una persona mayor necesita más agua para eliminar la misma cantidad de toxinas que un riñón joven.
  3. Alteración en los mecanismos reguladores de la sed. Las personas mayores tienen una percepción o sensación de sed tardía y además presentan una saciedad prematura.

Estos factores provocan que las personas mayores seáis especialmente susceptibles a la deshidratación, siendo importante anticiparos y forzaros un poco, aún no teniendo sed, ya que muchos ancianos no sienten sed hasta que están deshidratados.

Además, muchas personas mayores deciden no beber agua u otros líquidos por el miedo a la incontinencia nocturna, algunas veces agravada por el uso de diuréticos y laxantes que favorecen la pérdida de líquidos.

Las necesidades diarias de líquidos se cifran en torno a unos 2-2,5 litros diarios:
• 1 litro aproximadamente se ingiere con los alimentos
• 1,5 litros exclusivamente con la bebida.

Debéis tomar 1,5 litros de agua a lo largo del día, sobre todo por la mañana y por la tarde.

Estas necesidades varían en función de la actividad o ejercicio físico que se realice, las condiciones ambientales (aumento de la temperatura), los problemas digestivos (vómitos o diarreas), los problemas de salud que se padezcan y de los medicamentos que se tomen (especialmente laxantes y diuréticos).
En caso de fiebre, por ejemplo, se ha de incrementar prácticamente al doble el consumo de agua.

No es fácil darse cuenta la necesidad de agua que necesitamos.
Algunos síntomas de deshidratación serían: sed excesiva, micción menos frecuente, orina de color oscuro y, si se agrava, podría aparecer fatiga, mareos e incluso confusión.

Más adelante haré un post dónde daré algunos consejos y buenos hábitos para evitar la deshidratación.

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